Mediocridad, si tienes dueño.


Recordarán esa estrofa de la canción que rezaba: "Felicidad, no tienes dueño".


Venía a colación de que a un fulano, parecía que siempre se le escapaba la felicidad. Era porque la felicidad, no era ni es de nadie. Y es un poco o un rato de todos.


Efímeros momentos en que nos viene a visitar. O por lo menos, para nuestros ojos parecieran efímeros.


Breves instantes felices. Felices con MAYÚSCULAS, felices de verdad.


Puede que también suceda que la felicidad sea como las olas del mar, que están siempre, pero a veces cerca y otras más lejanas.


La felicidad, además de no tener un dueño, en la canción sonaba a escurridiza como un manojo de arena, o de sal. La cuestión es que el pobre hombre la buscaba, la llamaba y la felicidad se le retobaba.


¿Qué tiene todo esto que ver con el título? Dirán con razón. A lo que les contestaré: TODO.


Exijo un cambio drástico. Exijo que la mediocridad se vuelva sin dueño, lejana y escurridiza. Y la felicidad lo contrario. Porque me he topado con la más baja de las mediocridades, y la he padecido. Lógicamente uno quiere ser siempre feliz, y no ser mediocre. Ni obtener la felicidad siéndolo. Por eso levanto en este momento la bandera contra toda manifestación de mediocridad, y sus títulos de propiedad. Porque la mediocridad está al acecho, y tiene dueño. Uno o muchos.


Yo sé de su nombre. Su nombre y apellido. Uno de los titulares de dominio apareció exhibiendo sus credenciales. Y fue de tal bajeza y cobardía que logró poner en funcionamiento mi sistema de armas, alertas y escudos de defensa.


La mediocridad hace del ser humano, algo que el mismo ser humano no se merece. Lo desprestigia. Le quita la magia, la poesía. Lo vuelve un ser mediocre, que según la Real Academia española es lo siguiente: "mediocre. (Del lat. mediocris). 2. adj. De poco mérito, tirando a malo.


Me ha sacudido la realidad. Y lo hizo con sigilo y bajeza. En mi ámbito común, en el seno de mi vida. Y me ha golpeado. Me hizo pensar y me hirió. Tanto de ida como de vuelta.


Pensé en escribir Notas de Lectores a diarios y revistas, quiero hacerlo público, de conocimiento masivo.


Estoy harta que los mediocres ganen cocardas doradas, se lleven los méritos, y sean gente a la que le creen. Que sean gente que predican "la igualdad, la equidad y el estar con el pueblo". Que se llenen la boca hablando de los desaparecidos, de la justicia, de la verdad y que finalmente resulten, injustos, cobardes, embusteros, capitalistas y poco solidarios. Ni qué hablar de justos. Son los más injustos, y la equidad creen que es una cuestión de caballos (por lo de equinos).


La mediocridad al contrario de la felicidad, a esta señora no se le escapa.


Sus palabras, con las que se llena los ojos de lágrimas, y los bolsillos de dinero, pueden buscarlas y leerlas y releerlas. Suena todo a JUSTICIA y VERDAD. ¡Tan lindo!


Créanme, lo que predica, no lo aplica.


Ayer 19 de marzo de 2008, despidió por intermedio de otra persona, a cuatro personas que trabajaban con ella. Las despidió sin justa causa. Sin ninguna causa, en realidad. Las dejó sin trabajo, y sin pan. No hubo cuestiones económicas, ni cuestiones personales. Simplemente se le cantó. (sabrán leerme entre líneas, ¿verdad?)


Así como se le cantó, mandó a otro a hacerlo. Porque su título de propiedad sobre la mediocridad, no le permitió dar la cara.


No habló con "su gente". No dio explicaciones. No hubo llamadas. No hubo reuniones.


De los que se llenó la boca hablando maravillas y a quienes tildaba de imprescindibles, fueron meros envases descartables. Sus palabras simplemente se las llevó, un río que suena.


No hubo indemnizaciones, no hubo explicaciones, no hubo justicia, ni igualdad, ni equidad. Tampoco verdad.


Quien se esconde detrás de sendos mensajeros más que verdad es una MENTIRA.


Gracias a Dios, todavía la hilacha se sigue viendo. Y aunque nos decepcionemos, nos duela y nos confunda, siempre es mejor saber con qué bueyes se ara.


Mediocridad, si tienes dueña.


Y ojalá Nunca Más seas como la felicidad "que de a ratos te conviertes en realidad".







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