Definitely, Maybe (Definitivamente, Tal Vez)


Hace poco un amigo del blog, y mío (si se me permite) me preguntaba si para estar bien, había que pagar un precio. Renglón seguido sugirió que tal vez el precio a pagar, fuera estar mal. Me provocó una meditación que duró días. Precisamente días que fueron felices y días que no lo fueron transcurrieron mientras pensaba esto.
Anoche mientras lavaba los platos, llegó mi primera apreciación, que me recorrió la mente como un atisbo de iluminación (no sólo debajo de un árbol se logra la iluminación, pensé). El último empujón lo dio una joyita de película que vimos, después de que terminara mi elucubración entre detergente y asaderas.
Comienzo por donde el ruido de platos y agua me guió. Mi hijo adora mirar el Rey León. Mi tía, no se lo explicaba. Historia triste, cuasi dramática. Recordaba su tono ofuscado preguntando en el living de casa ¿qué enseñanza le deja semejante drama a una criatura? A lo que contestamos, que ésta peli particularmente habla del Ciclo de la Vida. A esta respuesta, cayó y acusó recibo. Y a esta respuesta volví mientras pensaba en las inquietudes de Luis.
Estimado Luis: Creo que no hay pagar un precio para estar, o ser feliz; sí creo que la vida es un ciclo. Está ideada para que seamos felices básicamente todo el tiempo, sin embargo, el hombre parece necesitar contrastes para valorar los momentos felices y saberlos aprovechar. Así entran a jugar los momentos a los que llamamos estar mal. Son elementos contrastantes que hacen que notemos los felices por oposición.
También creo que son movilizadores. Ya hace un tiempo escribí acerca de esto en "Mojarse los pies, para conseguir pescado". A las claras se vé que el hombre, ser humano, autodenominado especie evolucionada que habita este planeta, en este tramo de su evolución, no ha hecho todo su trabajo.
Aún necesitamos de aquellos momentos o episodios "no felices", no sólo para valorar los antónimos, sino para aprender.
Aprender hacia donde queremos dirigir nuestras vidas, aprender qué cosas no debemos hacer (y por descarte las que sí debemos), aprender qué queremos, qué es lo que realmente queremos.
Evidentemente nos cuesta saberlo.
Podemos reducir la presión sobre nuestras espaldas diciendo que ante muchos caminos (un mundo de alternativas) podemos marearnos y confundirnos. Y tal vez, estos momentos, hechos o episodios tristes funcionen como los carteles de una ruta, LA RUTA, nuestra vida.
Por eso creo que más que el precio a pagar, como en un peaje, son señalizaciones. Hasta me animaría a decir que toparse con ellas, no es más que un signo de advertencia de que estamos en camino, en uno bueno, porque de él algo aprendimos.
Definitivamente, tal vez sean absolutamente necesarios, los momentos tristes, para hacernos mejores.
Y perdoname Luis, si no aplico la lógica, es que he decidido ver la vida como un vaso siempre, Medio Lleno.

1 comentario:

  1. Definitely, Maybe (Definitivamente, Tal Vez) es el título de una película, que te recomiendo, y en imagenes, diálogos,y música, se asemeja a lo que vos decis.Incluso, uno de los personajes, es parecido, a vos.
    Guillermo

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